sábado, 4 de octubre de 2014

Secretos de la enfermedad de Parkinson

El Parkinson no llega por motivaciones hereditarias. No llega por culpa de no se cual virus o bacterio. Sino puede llegar por culpa de neurotosinas como las MTPM, metil-fenil-tetroidropiridina, la cual se encuentra en las drogas, o por culpa de minerales inorganicos como cobre y hierro depositados en el cerebro como resultado de años de errores dietéticas basadas en los alimentos cocinados, pescado, crustáceos, hígado (para cobre), en la carne, en los suplementos, o por envenenamiento por monóxido de carbono, cianuro y manganeso, o por la presencia de sustancias tóxicas procedentes de diversas fuentes (mercurio, aluminio, polvo fino). Pasa que una zona del cerebro que se llama sustancia nigra es el lugar donde se produce la dopamina, un neurotransmisor del carácter inhibidor, un tipo de sustancia de frenado, que es esencial para el control de los movimientos del cuerpo. El papel de la dopamina es por lo tanto crucial. Cuando el número de neuronas dopaminérgicas cae en un 20-30% por debajo del nivel normal de 500.000, la enfermedad de Parkinson tiene inicio clínico
La medicina oficial propone la administración de levodopa, que es un agonista de la dopamina. La levodopa mejora la rigidez y la acinesia (o parálisis), y mucho menos el temblor. La efectividad de la levodopa se ve comprometida por las dietas altas en proteínas ricas en el grupo B. Ademas procura muchos problemas al estomago y hasta puede causar alucinaciones.
Todas las formas escleróticas y paralítica del cuerpo humano se caracterizan por la sangre particularmente densa y lipotossico.
La primera medida que es por lo tanto útil para el parkinsoniano es la quelacion idrica, la fluidificacion de la sangre, logrado con una mejora del balance de agua y una aceleración del metabolismo, todas cosas se pueden obtener a través de dieta extremadamente verduriana, frutariana y cruda (que es, sin embargo, incompatible con levodopa que arruina el estómago).

Salir del Parkinson se puede, a pacto de no permanecer atrapados en los farmacos y en las costumbres alimentares incorectas.

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